A l i v e

Ilusionarme  ha sido algo complicado en mí, les comento.

Una vez tuve una vida llena de seguridad y sin embargo, no podía imaginar un futuro con aquello. Y realmente si lograba visualizarme, me veía triste y aburrida, atrapada en la burbuja de la rutina y la desesperanza. Me veía resignada y con pocas ganas de hacer algo por mí, me veía perdida.

No es algo muy bonito que digamos pero era lo que había y claro, cuando uno se rinde y cree que está bien reservar un rincón tranquilo en el mundo pues la venda de los ojos difícilmente caerá porque cada día nos encargamos de hacerle un nudo mas.

Pues vaya que me tomo tiempo salvarme y desatar cada nudo pero lo hice y era como si hubiera vuelto a nacer, puesto que salí a un mundo que no conocía y el cual me tenia guardadas muchas experiencias que vivir. Ahí estaban, solo tenia que no mirar atrás y así lo hice.

Pasaron dos meses y conocí a la persona que me cambiaria, no sé si para bien o para mal, la vida. Un ser humano que parecía salido de mi cabeza, tal cual como alguna vez imagine al amor de mi vida, desde que mis ojos se posaron en él, el tiempo se detuvo, porque el también poso sus ojos en mi. No por un microsegundo sino que me sostuvo la mirada hasta el final en fin… era como si ambos nos conociéramos de toda la vida y tratábamos de reconocernos. Extrañamente regresó y se sentó a mi lado e iniciamos una charla muy bonita y profunda. Jamás tendré como agradecerle por todo aquello que hizo en mi en tan solo dos horas, me enseño que si tenía un sueño debía de luchar, me enseño que todos tenemos una historia que contar y, aunque no estuviera incluida en la charla, me enseño que nuestra vida está determinada por las oportunidades, incluso por las que nos perdemos.

Y con tan solo haber  visto sus ojos, pude imaginar toda mi vida junto a él, llena de tantas cosas, llena de tanta vida, era la primera vez que algo me entusiasmaba de tal forma.  Quería explotar de lo feliz que me sentía, quería correr y no parar nunca. Y claro, me ilusione como nunca antes lo había hecho de nadie y empecé a correr, tan rápido, que me estrelle.

Supongo en este caso, los nudos de las vendas las desato él y yo hubiera preferido quedármela puesta… pero no, abrí los ojos y el ya estaba lejos, muy lejos, donde no podía alcanzarlo. Jamás tendré como agradecerle todo lo que hizo en mí, aunque él no moviera un dedo. Mis ilusiones murieron o las mataron y desde entonces, difícilmente me visualizo, ya nada me sorprende ni me conmueve. Me entusiasmo hasta un nivel y luego huyo, porque temo repetir la historia.

Y así, de esta nueva forma, le empiezo a hacer nudos a las cuerdas que atan mis pies.